Mi contribución en la revista del “El Recreo” consiste en una experiencia que tuve sobre “el ayuno digital” durante un finde semana
He asistido a dos retiros religiosos (Effetá y Samuel) en los que no se pueden usar aparatos electrónicos, tampoco puedes usar reloj por lo que desconoces la hora cronológica y solo tienes que dejarte llevar por los coordinadores del retiro, escuchar y dialogar con tus compañeros (grupo reducido de 15 jóvenes desconocidos entre 18-25 años que se encuentran en tu misma situación en cuanto a los medios digitales). Todo ello desde un viernes a las seis de la tarde hasta un domingo a las siete de la tarde. Mi primera experiencia fue Effetá, así que contaré ese fin de semana:
Normalmente, no suelo utilizar mucho las redes sociales y el móvil en
general.
Me gusta llevarlo siempre por si surge alguna urgencia por parte de mi
familia y para informar a mis padres de que estoy bien. En cuanto al ocio, suelo
utilizar el móvil para buscar información sobre novedades acerca de libros,
comprar online (ya que habitualmente está mas barato que en tienda física) y
para consultar el tiempo.
Al llegar, dejé en mi habitación (sin calefacción en octubre y con frío) compartida
con tres chicas mayores que yo, empecé a conversar con ellas, pero no compartía
los mismos gustos y tradiciones por lo que me sentí incomprendida, no tenía mi
móvil para poder aislarme y buscar libros de lectura por lo que me agobié
bastante, en ese momento solo quería irme de aquel lugar, pensé: ¿dónde me he
metido y que estoy haciendo con mi vida?
Después, fui a la cama intenté poner la alarma como siempre y mirar el tiempo,
pero no pude asi que me volví agobiar.
Hubo momentos de agobio, tensión y sentimiento de desconexión del mundo,
pero en mi opinión, valió la pena para valorar pequeñas cosas que antes no
valoraba y usar menos los medios digitales que nos hacen aislarnos de vez en
cuando y como dice nuestro profesor, nos “infoxincan”.
Como
conclusión, aclaro que hay que usar los recursos tecnológicos porque nos ayudan
a mejorar en muchos aspectos como sociedad, pero siempre y cuando los usemos
con un equilibrio y teniendo en cuenta que tenemos cosas muy valiosas ajenas a las
TIC que deberíamos valorar.
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